Todos la queremos, y nos gustaría tenerla para siempre, pero, ¿qué es la suerte?; ¿existe realmente? y si es así, ¿cómo podemos potenciarla y mantenerla?
La suerte, no es más que una forma de interpretar o bien el azar o la interpretación pura de la realidad, es ponerle nombre a una forma de mirar el mundo, la cuál todo el mundo necesita, necesitamos creer en ella, para dar sentido a nuestra existencia, para actuar y así construir nuestra propia fortuna, según los expertos la buena suerte y la suerte duradera la podemos provocar a base de trabajo y cultivando una actitud vital positiva adoptando diferentes actitudes ante lo que nos rodea o suceda.
Por lo tanto tenemos que asumir que la suerte existe como tal, y necesitamos creer en ella, la suerte es esa experiencia puramente aleatoria, o la manifestación de la interpretación que da nuestro mapa mental a lo que nos sucede y la necesitamos porque nos cuesta aceptar las coincidencias, soportamos mal una explicación basada puramente en el azar, preferimos la necesidad de creer en el destino, nos cuesta porque es creer en que algo sucede sin explicación racional y sin ningún control, ahora sí, nosotros a esa parte aleatoria si le podemos añadir o restar, como hacer por tener más o menos suerte. Por eso hay gente que consideramos más afortunados que otros, en función, de cómo interpretamos desde nuestro mapa mental lo que nos sucede, de la concepción que tenemos de nosotros mismos, ya que hay muchas personas en las que se descubre en el uso de sus palabras la convicción de “que mala suerte tengo, que mala pata todo me sale mal”…y nada es más predictivo que la propia creencia de que tenemos mala suerte. Por otro lado, está la parte de psicología cognitiva, es decir como usamos la teoría de la atribución, desarrollada por Bernard Weiner, atribuyendo lo que nos pasa a causas internas (trabajo, esfuerzo) o externas (apoyos, suerte..), es decir, ¿qué hago yo para tener más suerte o que todo me vaya mejor? uniendo así a la ley de la atracción, la ley del merecimiento.
También tiene mucho que ver con la suerte, lo que Jung llamaba “la sincronocidad, el sincronismo” es decir, “el estar en el momento justo en el sitio justo” el tema del sincronismo es apasionante, pero lejos de pensar que ocurre porque sí, dicha sincronía existe porque las energías ya están trabajando, es decir, imaginad que una persona que está buscando trabajo, ya ha hablado con varias personas, está echando curriculum todos los días, también es más fácil, que si de repente un día de esos, una empresa que a su vez está buscando gente de su perfil diga, tú eres quién queremos, porque él o ella estaba allí y no otro. Por lo tanto es muy importante que aprendamos a distinguir lo que depende de nosotros y sobre lo que tenemos hasta la obligación de actuar.
“La suerte, (dice el refrán) sonríe a los valientes” pero ¿cuál sería esa forma de actuar correcta que favorece más a la suerte?:
Primero, tendríamos que reeducar nuestro mapa mental, es decir pensar que nos lo merecemos, creer en uno mismo, esto tiene mucho que ver con la autoestima. Segundo, tomar mucha conciencia de la importancia que tienen las creencias que nos gobiernan y como nos condicionan. Tercero, relacionarnos con gente positiva, buena, evitar la gente pesimista, chupadores de energía. Quinto, decidir la dirección y concretar que queremos, preguntaos, ¿qué es lo que te hace levantarte cada mañana con pasión?, ¿Qué necesitas para ser más féliz? E ir afinando metas y objetivos. Sexto, tener una actitud vital, abierta, estar disponibles, todo esto nos hace más aptos, más interesantes por lo que nuestras posibilidades se multiplicarán. Septimo, reciclar nuestro infortunio, ¿qué quiere decir esto?, revisar nuestros episodios más negativos, que consideramos más de mala suerte y ver que hicimos o que no hicimos, quedarnos con el aprendizaje, adoptar una postura lejana a la ira, o la tristeza por no vencer, porque es distinto vencer que ganar, a lo mejor eso no salió como deseábamos ¿pero con qué parte positiva nos quedamos que ganamos de todo eso? Y octavo, convertirnos en portadores de buena suerte, la suerte son los otros, es bueno ayudar, compartir, colaborar, tener una postura de generosidad, lo que das se te devuelve, por lo tanto habrá que pensar qué estamos ofreciendo hoy.
Justificar todo por nuestra buena o mala suerte es una forma de no responsabilizarnos de nuestros actos, y ya sabéis que en coaching ponemos en foco en uno mismo, nos miramos hacia dentro, ¿qué estoy haciendo yo? ¿qué puedo mejorar? ¿qué puedo cambiar?, centrando todo en la posibilidad que la suerte actúe por nosotros, nos escudamos en banalizar nuestra responsabilidad en algunas cosas que si dependen en última instancia de nuestras acciones, la suerte no viene sola, gran parte de ella la provocas tú.
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