Coach
23oct

David Bisbal, Rosario, Shakira, lo son de artistas y cantantes, Carla Goyanes es coach de futuras mamás, Isabel Sartorius se está formando para serlo de su círculo vip, Alberto Chicote lo es de cocineros que aspiran a ser chef y Pedro Gª Aguado lo es de jóvenes con conflictos,además leemos artículos en dominicales o revistas dotando de una felicidad rotunda aquel que ha puesto un coach en su vida elevando al mismo a niveles de éxito extraordinarios, de de esta manera no me extraña que niños y niñas ya no digan eso de “mamá quiero ser artista” sino, “mamá yo también quiero ser Coach”.

Dejando estos ejemplos un lado, en mi día a día me encuentro que menos que sorprendida ya que a mi alrededor de repente, academias, centros de formación y consultoras de la noche a la mañana ofrecen cursos de Coaching personal, empresarial, de motivación, que psicólogos/as que tanto tiempo han salvaguardado su disciplina, intentando que otros profesionales del mismo perfil, no le comieran terreno, ahora incluyen en su placa de despacho o tarjeta de visista la palabra “Coach” bien orgullosos… Que conste que lo entiendo, se entiende que la situación actual apremia a buscar nuevas formas de negocio, de empresa, y el Coaching se está convirtiendo, con todo esto de la crisis, en una pujante salida, viendo como en América e Inglaterra es una disciplina implantada y con éxito desde hace 20 años, es normal que los españoles queramos subir a este carro. Y ¡ojo! que no es malo, hay que aprovechar las oportunidades que brinda la vida, pero como Orientadora y Coach me hago preguntas: ¿pero de que modo?, ¿con que valores?, ¿todo vale? ; queremos ser Coach, implantar el Coaching en nuestra sociedad, es maravilloso, algo está cambiando, pero ¿de que forma?, lo que veo me dice, como siempre, con la ley del mínimo esfuerzo, porque no surgen Coachs, ¡florecen!, en cuestión de meses. Y me sigo preguntando ¿en algo debe radicar la diferencia? en un principio incluso pensé la entidad con la que te formas y quien te acredita ICF, ASESCO, AECOP, y por eso me empecé a formar como Experta en Coaching en una de estas importantes escuelas, realicé el máster cuando aquí se empezaba a escuchar algo en círculos muy reducidos y de personas realmente interesadas en este tipo de disciplinas, un máster de 2 años de formación, con los mejores maestros y exponentes europeos del Coaching, Lupita Volio, Jose Luís Menendez, John Whitmore, Christian Worth, una formación completa de altas exigencias, realización de charlas y coloquios, número de horas de prácticas, número de horas de mentorias, teleforums, teleclases,y exámen escrito y sesiones de coaching para obtener la certificación por ICF. Por eso me pregunto que tipo de criba para obtener esta titulación pasan esas personas que en cuestión de unos fines de semana o escasos meses dicen “ya soy Coach”…

Con el tiempo he aprendido que no sólo la Escuela, la titulación y la certificación cuenta, sino que un buen coach se hace con el rodaje y la práctica, y la categoría de “bueno” quién de verdad la otorga no es la entidad con la que te formaste sino tus clientes.

Más que la competencia del mal coaching, que eso lo arregla el tiempo, hay algo más que me preocupa, y es que muchos de los que dicen ser Coach o incluso Entidades que forman a otros Coach sólo sean buenos avistadores de oportunidades de negocio y no verdaderos transmisores de una disciplina y herramienta para el cambio y la transformación, incluso escucho por ahí “hemos llegado en el momento justo en esto del Coaching” y de ninguna de las maneras lo han hecho con la intención de hacer un mundo mejor, esto deshumaniza y desvalora totalmente esta disciplina que para mi a supuesto tanto tanto a nivel personal como profesional, una disciplina que lejos de ser una simple herramienta es una filosofía de vida.

Si Sócrates levantara la cabeza y viera el tinglado que se ha montado por medio de su ingenua e inocente mayeútica, alucinaría en colores. Con todo esto quiero decir que preparénse porque de esta forma vamos a tener Coachs para dar y regalar. ¿Que nos va a diferenciar entonces? La experiencia, profesionalidad, la responsabilidad y el compromiso con tus clientes, para mi que también cuento con mi Coach particular, un buen Coach me lo demuestra con su forma de hacer Coaching, saliendo de un coaching básico que puedes aprender en un curso de fin de semana o 5 meses da igual, “qué quieres, que vas hacer y cuando lo vas hacer”, el buen coach hace un coaching profundo, transpersonal, de verdadera transformación, trabaja el quién para luego ir al qué y al para qué, en un proceso de coaching, las acciones salen rápidas y lo mejor de todo de manera sólida y sostenible en el tiempo cuando se hace un coaching de verdad, si practicas coaching ¡ATENTO A ESTO!

Por todo lo demás disfruten de esta bella profesión como coach o coachees, y no se sientan en ningún caso aludidos y heridos, simplemente es una reflexión en voz alta de la actual situación, cada uno luego sabrá como actuar, y que esta publicación nos sirva a todos para pensar.

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